¿Por qué son importantes los llamados salarios emocionales?
Empecemos por definir que es un salario emocional para las empresas.
Con las necesidades actuales de las empresas para atraer y retener el talento, surgió hace unos años el concepto de salario emocional, que cada vez cuenta con más relevancia y que se refiere a las retribuciones que un trabajador puede conseguir de su empresa (no económicas) y que están dirigidas a mejorar su bienestar y su calidad de vida.
Junto con la lógica retribución económica, el salario emocional es una de las herramientas que puede utilizar la empresa para mejorar la motivación y el grado de compromiso de sus colaboradores.
Diego Ortega, especialista en recursos humanos, lo define de la siguiente manera: “Definimos el salario emocional como un conjunto de razones no monetarias por las que toda persona trabaja contenta y motivada, permitiendo compaginar y conciliar su vida profesional y la personal de la forma más cómoda posible para cada uno, ya que tales razones inciden directamente en el nivel de compromiso y motivación de las personas”.
En este contexto, la importancia de este salario contribuye en la felicidad, satisfacción y rendimiento del trabajador y quien no quisiera que el rendimiento de su empresa este al 200%.
Las nuevas generaciones buscan más este tipo expectativas en las empresas ya que tiene un impacto positivo en el bienestar y la productividad del colaborador, así como en la competitividad y sostenibilidad de la organización.
Muchas organizaciones están incorporando este nuevo modelo de gestión del capital humano y son las empresas preferidas por las nuevas generaciones para desarrollar su carrera profesional.
Está demostrado que, más allá de la mejora de la productividad, otros beneficios cuantificables, son menores índices de rotación y un menor nivel de absentismo.
Los ingredientes más comunes del salario emocional son los siguientes:
El acceso a la formación, así como a programas de coaching y mentoring.
Las posibilidades de promoción y desarrollo de carrera profesional.
Las oportunidades para conciliar la vida personal y la vida profesional: flexibilidad de horarios, programas de salud, posibilidades de reducción de jornada, tele-trabajo o home office y hasta ciertos servicios que la empresa ofrece para ayudar al colaborador a atender sus responsabilidades personales y familiares.
Los reconocimientos públicos a las contribuciones, el trabajo por proyectos y orientado a objetivos retadores, el empoderamiento y la autonomía.
Una cultura empresarial ética y transparente en la que fluya la comunicación interna y externa.
Un buen ambiente laboral favorecido por políticas y espacios atractivos para trabajar, donde incluso tienen cabida los espacios de entretenimiento.
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