Por qué ser asertiva en el trabajo
La asertividad es una cualidad valiosa e instrumental para el éxito laboral. Por esa razón, una persona que evita mostrar su punto de vista y no alza la voz, difícilmente podrá aspirar a conseguirlo, ya que no será tomada en cuenta en la toma de decisiones.Ser asertiva, es desarrollar la habilidad para ser franca, clara y directa al hablar, sin ser agresiva ni despectiva.
Existe un delicado equilibrio -y más nos vale no desestabilizarlo-, entre defender un punto de vista y ser lo suficientemente educada al momento de expresarlo. Los/Las empresarios(as) que poseen esta cualidad exudan confianza en todos los aspectos de su vida, son respetados(as) debido a su sinceridad: ya sea que digan "sí" o "no", siempre cumplen con su palabra.Todavía más importante es la autenticidad que proyectan. Son personas abiertas a entablar conversaciones que generen mejores resultados. Ahí radica la diferencia entre agresividad y asertividad.
Una persona agresiva busca los enfrentamientos por el simple goce, sin ninguna propuesta. Por otro lado, una persona asertiva no permite que su ego se interponga en el camino de la retroalimentación constructiva.Todo el mundo puede beneficiarse de practicar la asertividad, por lo que no debe sorprenderte que los/las líderes exitosos(as) tengan cuidadosamente perfeccionada esta cualidad. Son accesibles y se dedican a conectar con sus compañeros a través del diálogo abierto. No tienen miedo de conversaciones cara a cara, en contextos claros y considerados.Por ejemplo, cuando das retroalimentación necesitas una dosis saludable de asertividad.
Un enfoque pasivo sería contraproducente, pero uno agresivo solo serviría para desalentar o dañar al colaborador. En cambio, la retroalimentación asertiva puede resaltar las áreas que necesitan y reforzar la moral de forma simultánea.Asimismo, los trabajadores pueden beneficiarse de la asertividad también. Si te comunicas de forma efectiva, se te facilitará pedir apoyo, fijar límites o trabajar en equipo. Quizás exista fricción entre compañeros de equipo, o quieras un aumento o tienes ideas para la mejora continua. Todo esto lo puedes transmitir asertivamente. La clave reside en ser respetuoso/a y directo/a, para que tus compañeros o superiores realmente entiendan lo que pasa por tu cabeza.
Además, las personas que han cultivado este rasgo transforman los conflictos en escenarios donde todas las partes involucradas terminan ganando. La próxima vez que sientas la necesidad de hacerte escuchar, recuerda que hay una manera de hacerlo sin recurrir a los gritos. Solo tienes que asegurarte que, tanto tu voz como tu lenguaje corporal, soporten claramente tus intenciones. Te sorprenderá descubrir cómo un cambio pequeñito, puede lograr tanto.
4 tips para impulsar la asertividad
Añade un qué, por qué y para qué en tus peticiones, de esta manera resultarán mucho más convincentes y evitarás las especulaciones entre tus compañerxs.
Transmite tus necesidades en primera persona y de manera subjetiva, ejemplo: “Me gustaría hablar sobre las propuestas que tengo para la empresa”… Este estilo de mensaje tiene su origen en tu propia perspectiva y creará una atmósfera de empatía.
Conócete a ti mism@. Pregunta a tus compañerxs sobre la imagen que tienen sobre ti y el estilo de comunicación que manejas.
No predispongas a tu audiencia con información innecesaria. Cuando quieras defender tus ideas o rebatir una opinión, olvídate de rodeos y no demerites tus argumentos con frases como: “Parece una tontería, pero…”, “Me parece bien, pero haciendo de abogado del diablo…”